LA LEYENDA DEL HILO ROJO...
Existe una ancestral leyenda oriental que
dice las personas que están destinadas a conocerse tiene un hijo rojo invisible
atado a sus dedos. Este cordón los une por toda la eternidad a pesar del tiempo y la
distancia.
No importa lo que dos personas que están predestinadas tarden en conocerse,
ni siquiera importa que hoy vivan cada uno en una punta del mundo, el hilo se
estirará y se encogerá todo lo que sea necesario. Pero nunca, nunca, se
romperá.
Según esta creencia, nuestro hilo rojo lleva con nosotros desde nuestro
nacimiento y siempre nos acompaña, a pesar de que con el paso de los años se
enrede y se desenrede de forma puntual.
Cuentan que el Abuelo de la luna sale cada
noche en busca de almas gemelas y que, cuando las encuentra, se inclina sobre
ellas y les ata con cuidado un fino y fuerte hilo rojo a su dedo. Este hilo
decidirá su futuro y guiará a sus corazones para que nunca se pierdan. La
leyenda versa así:
“Hace mucho mucho tiempo, un
emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja
muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y
la mandó traer ante su presencia.
Cuando la bruja llegó, el emperador le
ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo
llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó
a seguir y seguir el hilo.
Esta búsqueda los llevó hasta un mercado,
en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos.
Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la
invitó a ponerse de pie.
Hizo que el joven emperador se acercara y
le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador
enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que
aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se
hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la
bruja y le cortaran la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en
que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que
desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la
boda.
Y en el momento de ver por primera vez la
cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que
la cubría totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una
cicatriz muy peculiar en la frente”.
Una
cicatriz que él mismo había provocado al no ver al destino que había pasado
frente a él y también nos muestra como los amores destinados son eso, no
podemos escapar de la persona que nació para amarnos.
PABLO COELHO DIJO:
Nunca
podrás escapar de tu corazón,
así que es mejor que escuches lo que tiene que decirte…
(Paulo Coelho, “El alquimista”)
“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes
amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la
madre de tus hijos… Esa persona con la que consigues la compenetración máxima
para estar el resto de tu vida junto a ella…
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás
siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de
la química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final
feliz. Hasta que cierto día dejará de intentarlo… Se rendirán y buscarán a esa
otra persona que acabarán encontrando.
Pero les aseguro que no pasarán una sola noche, sin necesitar
otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más…
Todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estaban
leyendo esto, les ha venido su nombre a la cabeza.
Se librarán de él o de ella, dejarán de sufrir, conseguirán
encontrar la paz (le sustituirán por la calma), pero les aseguro que no pasará
un día en que deseen que estuviera aquí para perturbarlos.
Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien
a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias”
Recuerda:
“UN HILO ROJO INVISIBLE CONECTA A AQUELLOS QUE ESTÁN DESTINADOS
A ENCONTRARSE, SIN IMPORTAR TIEMPO, LUGAR O CIRCUNSTANCIAS. EL HILO ROJO SE
PUEDE ESTIRAR, CONTRAER O ENREDAR, PERO NUNCA ROMPER”
(Pablo Coelho)
* * *