viernes, 8 de octubre de 2010




CON EL PIE DERECHO


(INDICACIONES ÚTILES PARA EL DÍA A DÍA).

Lo que hacemos al despertar determina gran parte del resto del día. Con un desayuno sano y 10 minutos de silencio interior, alegría y gratitud, los resultados nos acompañarán hasta que caiga el sol.

Que tu día sea completamente auspicioso,
que acaricie tus mejillas con brisas gentiles, fragantes y favorables.
Kalidas

Los primeros pensamientos y emociones, lo que comemos y lo que leemos en las tempranas horas del día pueden hacer que este sea luminoso u oscuro, aunque brille el sol. Por ejemplo, reemplazar el periódico -al menos de mañana-, por una lectura inspiradora nos puede cambiar el día, y solo basta con probar una vez para saber que es así. Levantarse 15 minutos antes para dedicarlos a nuestro bienestar es poco pedir, y los resultados son asombrosos. Los efectos de prácticas matinales como la meditación, la plegaria, la gratitud y los pensamientos positivos no duran solo por el tiempo practicado. Lo mismo sucede con el desayuno: comer sano sienta las bases para toda la energía del día.


Lo importante es no correr directo al trabajo ni meterse de lleno en las actividades de la jornada. Siguiendo estas Recetas para el alma y el cuerpo entenderemos por qué la práctica hace a la perfección… sobre todo si se hace a la mañana.

LOS PREPARATIVOS
Un buen despertar se dispone desde el día anterior. Dejar todo listo (la ropa, las llaves, la lista de tareas y lo que necesitemos antes de salir) no solo sirve para pasar las primeras horas sin estrés, sino que influye en nuestra calidad de sueño. Al saber que nos espera una mañana tranquila, el descanso se vuelve más profundo.


También conviene preparar el desayuno con anticipación: los cereales integrales tienen la ventaja de que podemos cocinarlos un día antes y dejarlos listos para servir. Además contienen fibras, vitamina E y grasas no saturadas que ayudan a mantener el nivel de azúcar en la sangre, las arterias limpias y un tránsito intestinal normal.


Avena arrollada con manzana asada

Este plato es muy beneficioso para empezar el día: la avena es rica en vitamina B, proteínas, calcio y hierro, y la manzana es una de las frutas más saludables. Se asa por varios motivos: porque queda más dulce que si se hierve; porque mezclada con la avena resulta un endulzante natural y porque no se recomienda la ingesta de cereales con frutas frescas.


Ingredientes:
• 4 o 5 manzanas rojas
• 1 taza de avena arrollada fina
• Sal marina

Avena: tiempo de cocción 10 minutos
Colocar la taza de avena arrollada en una cacerola junto con 3 ½ tazas de agua. Dejar el fuego fuerte hasta que levante el hervor. Luego, bajarlo a mínimo y colocar un difusor de calor para que no se queme la base. Revolver de vez en cuando con una cuchara de madera y dejar 10 minutos en el fuego.


Manzanas asadas: tiempo de cocción 2 horas
Lavar las manzanas, recortar los tallos y colocar sal marina en las aberturas; la sal combinada con el calor del horno vuelve a la manzana más dulce. Llenar una fuente de acero inoxidable o pírex con agua hasta la mitad, y colocar las manzanas. Poner en el horno con fuego entre mediano a mínimo, y cocinar durante dos horas.

Mezclar la manzana con la avena a gusto y guardar el plato en la heladera (también se come caliente, pero frío es más rico). A la mañana siguiente se le puede agregar canela, granola o pasas de uva, que se sirven en el momento.


DESPERTAR A
LA PAZ

Las
prácticas como la meditación, la plegaria, la gratitud y las afirmaciones positivas rinden frutos más profundos y duraderos si se hacen antes de empezar el día. La mente está mucho más receptiva apenas nos despertamos: estuvo libre de pensamientos por un buen tiempo. Además, la práctica de cualquiera de estas técnicas nos dejará más ecuánimes para enfrentar los desafíos que se presenten con el correr de las horas. Este desapego es mucho más difícil de lograr “in situ”, cuando ya estamos inmersos en nuestras tareas e identificados con todo lo que sucede.


El objetivo es “sujetar” a la mente apenas nos despertamos, antes de que corra tras los objetos del mundo: las preocupaciones, personas, deberes, conflictos…Cuando nos queremos acordar ya nos arrastró con ella, dejándonos completamente abrumados.

Presentamos los distintos métodos brevemente para que cada uno pruebe y elija el que más le resulte, con la ventaja de que se pueden combinar. Lo importante es lograr ese silencio interior que nos recuerda quiénes somos y cuál es la fuente de nuestra felicidad permanente.


La meditación

No hay nada como meditar apenas nos despertamos. Las técnicas son muchas y ninguna es mágica; funcionará solo con la práctica regular. Esta práctica debe ser hecha con constancia pero sin tensión ni obsesiones. Lo que buscamos es conectarnos con la felicidad y la paz interior, y el camino en sí mismo debe ser pacífico, alegre, calmo: “Nunca trates a la mente con rudeza. Sólo cederá a la ternura y al trato paciente. Corrige sus caprichos inculcándole una actitud de renunciación”, aconseja Sathya Sai Baba. Esto incluye la renuncia a los frutos de la práctica.


Si bien existen cantidad de métodos, a continuación presentamos
la Meditación en la Luz, que por su universalidad resulta efectiva para todas las religiones y culturas.
El primer paso de toda meditación es sentarse en un lugar donde estemos cómodos y sin perturbaciones, y mantener la columna vertebral derecha. Luego, comenzamos a aquietar el ritmo de nuestra respiración gradualmente.


Se recomienda prender una vela, al menos al principio. Si no se puede, basta con imaginar la luz dentro de nosotros.


"Concentrar la mirada en la llama sin parpadear durante un tiempo. Luego, cerrar los ojos y tratar de verla en el entrecejo. Desde allí, la luz se dirige hasta el corazón iluminando todo a su paso. Cuando entre en el corazón, imaginar que los pétalos de una flor de Loto se abren y que la luz baña cada pensamiento, sentimiento y emoción, alejando la oscuridad. El loto del corazón puede también acoger a la forma de Dios predilecta de cada uno.


Luego, la luz recorre todo el cuerpo, hasta que lo veamos lleno de Luz.
Esta luz nos rodea y la irradiamos hacia los demás.
Vemos cómo llega a nuestros familiares, amigos, e incluso a las personas con las que tuvimos un enfrentamiento o les guardamos rencor.
La luz también ilumina toda nuestra casa, nuestro lugar de trabajo o estudio,
los hospitales y cárceles, y a la gente que sufre.

Y a toda la ciudad donde vivimos.


Luego
la Luz se extiende a todo el país. Rodeamos al mundo entero con Luz, enviando amor y paz a los más necesitados.
Vemos el sistema solar, la galaxia y el Universo entero repleto de Luz Divina.
Descubrimos que somos esta Luz, somos Luz Divina.
En este momento tan profundo visualizamos a nuestro Maestro (de acuerdo a la religión y creencia de cada uno), a quien nos acercamos.
Nos fundimos con esta Luz y Amor y permanecemos un rato ahí.”

Al principio conviene practicar durante tiempos cortos, de cinco a diez minutos. El secreto es recordar que una meditación exitosa no pasa por forzarnos a no pensar, sino por dejar pasar a los pensamientos como si fueran nubes, pero sin seguirlos. “Debido a que cada día la luz ilumina todos sus sentidos tan profunda y sistemáticamente, pronto vendrá el tiempo en que ya no podrán complacerse con la oscuridad”, asegura Sathya Sai Baba.

Plegaria matinal

Dice Sathya Sai Baba: "La mente es fuerte y poderosa. Lleva en sí las tendencias acumuladas a través de innumerables nacimientos y, debido a esto, trata de conseguir el dominio sobre el Alma. Es obvio que con una mente así, frenética de deseos, le resulta imposible al hombre alcanzar
la Divinidad. Por lo tanto, el intento que hagamos por conquistar a la mente será inútil a menos que la dirijamos hacia Dios, donde quedará eternamente atrapada".
Para esto, nada mejor que una plegaria para empezar el día. Al igual que la meditación en la luz, se adapta a todas las religiones y se dirige a la forma de Dios más amada de cada uno.


Acabo de nacer de la matriz del sueño.
Estoy dispuesto/a a llevar a cabo
todas las tareas del día como ofrenda a Ti,
contigo presente en mi mente.
Haz que mis pensamientos, palabras y acciones
sean sagrados y puros.
No permitas que cause dolor a nadie,
no dejes que nadie me cause dolor.
Dirígeme, guíame en este día.

Afirmaciones positivas

Si queremos abrir el corazón, hay que empezar por la mente. Una mente cerrada, pesimista y llena de prejuicios contra sí y contra los demás no deja entrar el amor y la comprensión, ni para con uno mismo, ni para con los demás.

Por si fuera poco, la mente tiende a decirnos mentiras que nos asustan y deprimen. Es fácil darse cuenta si miramos al pasado: ¿cuántas veces tuvimos miedo o nos deprimimos imaginando un futuro que nunca sucedió? El hoy es el mañana que tanto temíamos.
A la mente le resulta tan difícil callarse, como pensar positivamente. Para bien o para mal, es una herramienta increíblemente poderosa, y si no le damos un objetivo claro, saltará como un mono de idea a idea. En cambio, si le damos ideas claras y propósitos definidos, va a ayudarnos a crear una realidad mejor.


Aquello que nos decimos a nosotros mismos afecta radicalmente la calidad de nuestras vidas. El pensamiento positivo y el pensamiento negativo son semillas. Sembrando buenas ideas y sentimientos, recogeremos buenas palabras y acciones. El pensamiento positivo afecta todo lo que hacemos e impregna nuestro entorno de vibraciones elevadas. Incluso es reconocido como una fuerza sanadora por gran parte de la comunidad médica.

Las afirmaciones son pensamientos positivos que repetimos para sembrarlos en la mente, y estas son algunas de las tantas que podemos practicar. Lo importante es hacerlas de mañana, porque es el momento ideal para alinear nuestras metas con las acciones del día:

Comienzo el día con gratitud y alegría.
Elijo pensamientos que me apoyen y me nutran.
Estoy en el lugar adecuado, en el momento oportuno y haciendo lo correcto.
Todo sucede según un orden perfecto.
Confío en la protección y en la guía de la sabiduría divina.
Estoy en paz conmigo y con los demás.
No hay errores sino experiencias.
No hay problemas sino oportunidades.


Soy dueño(a) de mis emociones.
Hoy defiendo la alegría, la salud y la integridad.
Me expreso con Verdad, Bondad y Belleza.
Me libero de la necesidad de culparme y culpar a los demás.
Dejo ir todo miedo y sufrimiento.
Dondequiera que voy y a quienquiera que veo, siempre encuentro amor.
Aprecio todo lo que tengo y lo que soy.

Disfruto de la abundancia de la vida.
Dios conoce mis necesidades y las satisface con generosidad.
El amor es mi esencia, mi derecho divino.
Yo soy AHORA.
El presente está lleno de luz.
Soy libre.
Todo está bien.


Despertar a la autoindagació n

En cuanto nos identificamos con algo, nos volvemos eso. El camino de la autoindagació n es uno de los métodos por excelencia para todo aspirante espiritual. La meta suprema es identificarse con nuestro verdadero Ser, que no tiene ni forma ni nombre, y es el mismo “yo” que reside en todos los seres: el Ser en cada Ser, el Ser en todos.


Apenas nos despertamos y antes de que empiecen los pensamientos, simplemente preguntamos: “¿Quién soy yo?” y esperamos la respuesta en silencio, sin contestarla. Si vienen pensamientos, preguntamos: “¿a quién vienen?” “Vienen a mí. ¿Y quién soy yo?”, y así sucesivamente. Otra alternativa es practicar el “yo soy”. Repetimos mentalmente: “Yo… Yo” o “yo…soy”, acompañado de una inhalación y una exhalación. Ambos métodos (pregunta y respiración) se pueden combinar.
Si bien esta práctica es simple, es una de las más potentes: podremos notar un sutil cambio de energía y nos sentiremos más en paz, más calmados y menos identificados con los pensamientos.


Gratitud


Otra de las características de la mente es hacer foco en lo que falta y olvidarse de la abundancia que nos rodea. La gratitud, en cambio, nos hace ver al mundo, a la vida y a nosotros mismos bajo una luz completamente distinta. El primer paso es anotar las razones por las que estamos agradecidos, y empezar cada mañana expresando nuestra gratitud. La lista es un trabajo personal, está en cada uno reconocer lo que tiene y lo que es. Lo bueno es que puede aumentar día a día, según nos vayan ocurriendo cosas o, mejor todavía, según vayamos reconociendo la maravilla y el misterio que somos y que nos rodea.

(Texto tomado de:
H2H LATINO
http://www.h2hlatin o.org/articulos. php?id=74)

Enviado por: "Silvia Laguna"

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