sábado, 19 de febrero de 2011



XXX

El que está en el camino del Tao,
no refuerza el imperio de las armas.
Toda acción provoca reacciones.
Sólo zarpas y espinos nacen
en el lugar donde acampan los ejércitos.
Después de la guerra, siguen años de hambre.
El buen general vence, y allí se queda.
No abusa de su poder, no se sobrestima.
Vence y no se jacta, vence porque es su deber.
Cuando las cosas alcanzan su extremo, comienzan a declinar.
Eso es oponerse al Tao.
Y lo que se opone al Tao
Camina rápidamente a su fin.


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