jueves, 28 de junio de 2012

CUENTO ESPIRITUAL:
(Deja Secar tu Ira)



A Mariana habían regalado un juego de té de color azul. 
Al día siguiente... Una amiguita se lo pidió prestado,
Mariana dudó y finalmente le pidio que tuviera mucho cuidado pues aquel regalo era algo muy especial para ella.




Al volver de paseo, Mariana se quedó pasmada al ver su juego de té tirado y roto por el suelo. Faltaban algunas tazas y la bandeja estaba rota.  Llorando y muy molesta Mariana se desahogó con su mamá:


¿ves mamá lo que hizo Julia conmigo? Le presté mi juguete y ella lo descuidó todo y lo dejó tirado en el suelo".
  
Totalmente descontrolada Mariana quería ir a la casa de Julia a pedir explicaciones, pero su madre cariñosamente le dijo:
  
  • Hijita, ¿te acuerdas de aquel día cuando saliste con tu vestido nuevo todo blanco y un coche que pasaba te salpicó de lodo tu ropa? Al llegar a casa querías lavar inmediatamente el vestido pero tu abuelita no te dejó.  ¿Recuerdas lo que dijo tu abuela?

  • Ella dijo que había que dejar que el barro se secara, porque después sería más fácil quitar la mancha.

  • Así es hijita, con la ira es lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho más fácil resolver todo.

Mariana decidió seguir el consejo de su madre y en ese momento fue a ver el televisor.  Un rato después sonó el timbre de la puerta...Era Julia, con una caja en las manos y sin más preámbulo ella dijo:




  
  • Mariana, ¿recuerdas al niño malcriado de la otra calle, el que a menudo nos molesta?  Él vino para jugar conmigo y no lo dejé porque creí que no cuidaría tu juego de té pero él se enojó y destruyó el regalo que me habías prestado.  Cuando le conté a mi madre ella preocupada me llevó a comprar otro igualito, para ti. ¡Espero que no estés enojada conmigo. No fue mi culpa.


  • ¡No hay problema!, dijo Mariana, ¡mi ira ya secó!
  
Y dando un fuerte abrazo a su amiga, la tomó de la mano y la llevó a su cuarto para contarle la historia del vestido nuevo ensuciado de lodo.
  
  
Nunca reacciones mientras sientas ira. La ira nos ciega e impide que veamos las cosas como ellas realmente son. Así evitarás cometer injusticias y ganarás el respeto de los demás por tu posición ponderada y correcta delante de una situación difícil.  Acuérdate siempre: ¡Deja la ira secar!

  
  
(Historia perteneciente al libro "El Silencio del Hombre - Historias de Luz y Sabiduría").
http://bit.ly/M3eASX


 

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