CAFÉ PARA TRES...
Sara
tenía un amante desde hacía 7 años, su marido se lo había ganado a pulso pues él cuando venía de trabajar una de dos: o pasaba el tiempo durmiendo o se sentaba
junto al ordenador a jugar durante horas y horas.
Ella
en cambio tenía un mundo interior muy rico, y un mundo social estimulante también.
Tenía una chispa que revitalizaba los espacios por los que pisaba, y
algunas personas la llamaban: Mujer Misteriosa y Mágica, porque no sabían muy
bien definir, qué era aquello que les producía y a la vez les encantaba de ella.
Sucedió
sin planearlo, ella volvía de un viaje en tren y un hombre se sentó a su lado.
Al principio ella le ignoró, (“es más joven que yo”… “tengo marido”) pero el
viaje era largo y empezaron a hablar. Poco a poco la conversación se tornó cada
vez más profunda, y empezaron a brillar sus corazones por la sintonía que había
en ellos. Varias coincidencias se dieron, como una frase que el empezó a decir y
que ella la acabó porque era una de sus preferidas. Otras veces como por
telepatía se asombraron de estar diciendo lo mismo.
Entonces
hubo ese instante, ese cruce de miradas donde ya no hacía falta hablar.
Un
intercambio de tarjetas personales y la promesa de una cita, fue el emocionante
final de ese día.
Durante
meses Sara estaba exultante, algo en ella revivió, su marido nada notó.
Ella
lo mantuvo todo en el más absoluto secreto, sus amigos y su familia nada
sospecharon, ¿acaso no la llamaban la mujer mágica y misteriosa? Alguna vez,
cuando era demasiado intenso el sentimiento, y éste la abrasaba por dentro, a punto
estuvo de desvelarlo. Pero nunca lo hizo porque hubiera perdido todo el encanto: “Aquello
que callas es lo que más fuerza y
energía tiene, si lo cuentas, la pierde”.
Pasaron
los años, y Sara acabó también por desencantarse de lo que había sido un
impetuoso idilio donde hubo de todo: celos, peleas seguidas de reconciliaciones
eufóricas, momentos románticos e instantes sublimes.
Al
final se dio cuenta de que sus dos hombres, eran medio hombre cada uno… que por
capricho de los dioses habían sido separados en dos cuerpos. Qué locura, ni
contigo ni sin ti.
Entonces,
Sara hizo algo inaudito…
Una
tarde quedó con Alex (su amante) en una cafetería, aquel todo contento no sabía
la que se le venía encima…
Esa
tarde Ella se arregló con lentitud para hacerse esperar, y le dijo a su marido:
Cariño arréglate que tengo una sorpresa para ti, te voy a presentar a un amigo,
y Antonio algo perezoso pero dócil, le siguió.
Cuando
llegaron a la cafetería y entraron, Alex (que conocía a Antonio por fotos) casi
le da algo… Hubiera deseado hundirse en su asiento y deslizarse hacia el fondo
de la Tierra si le hubieran dejado.
Sara
hizo las presentaciones, Alex estaba blanco, Antonio aún no adivinaba lo que
ocurría.
-Por
favor sentaros (les dijo ella).
-Os
he presentado porque los tres tenemos algo en común: Yo os quiero y vosotros me
queréis a mí (empezó a decir ella). Y… como no quiero hacer daño a nadie os
propongo este café para tres.
-El
corazón de una persona (siguió diciendo ella) es tan grande que podemos amar a
varias personas a la vez.
-¿Cómo?
¿Qué es esto? (Dijo Antonio mientras Alex
miraba a la servilleta de su café).
-¿Qué
pretendes? (dijo Alex enfadado) _ ¿Qué juego es este?
Y
por el calibre del tono de enfado,
Antonio imaginó todo lo que Sara le había estado ocultando… Con lo cual su enfado
y celos nacieron justo en ese instante como una explosión de lava y miró a Sara
rojo de ira, pero como estaban en un local público lleno de gente, tuvo que
contenerse para no montar un espectáculo y decidió reprenderla mascullando palabras
sigilosamente.
-Como
somos personas civilizadas… (Cortó ella), os he reunido aquí para que juntos
dictaminemos una solución.
Alex
se echó a reír compulsivamente y luego echó la cabeza hacia atrás, como
diciendo: Esto es de locos, no puede estar pasando…
Antonio
apoyó la suya sobre sus brazos cruzados, resoplando, como el cordero que llevan
al matadero.
-Os
propongo una relación donde nadie pierda y todos ganen (continuó ella), os
propongo que vivamos los tres juntos.
-¿Cómo????!
(Gritaron los dos hombres al unísono, mitad enfadados mitad desconcertados).
-¡Estás
loca! (Gritó Antonio), (y Alex la miró con dolor).
-Yo solo sé que os
quiero a los dos y no quiero perderos a ninguno, los dos tenéis cosas que amo y
no quiero que nadie sufra. Tomaros vuestro tiempo para pensároslo. Además, si
en el mundo árabe existen los harenes de mujeres, ¿por qué no podemos nosotros
invertir los términos? Os propongo que yo sea vuestra mujer y vosotros mi harén
masculino.
Alex
y Antonio no sabía si reír o llorar…, si salir corriendo..., o matarla allí mismo.
Ella
les dijo:
-Me
voy fuera una semana, dentro de una semana quedaremos aquí de nuevo los tres el
mismo día a la misma hora, y habréis de decirme cual es vuestra decisión.
Pasó
la semana, durante la cual Alex y
Antonio se llamaron, primero bramaron entre sí, luego se desahogaron entre ellos, y
finalmente se dieron cuenta de que eran cómplices de la misma situación, con lo
cual era posible una amistad entre ellos.
Llegó
el día, y Sara consiguió lo que se proponía: aquella mujer era demasiado
especial para dejarla escapar, aunque hubiera que compartirla con otro, al menos eso era un mal menor.
Fue
así como nació este Café para Tres, el único harén masculino de que se tiene
constancia hasta la fecha, y que Sara más adelante, una vez convencidos los dos
primeros… No dudará en ampliar. Ja, Ja, Ja.
¡Viva
Sara la Pionera! ¡Viva!
***
(Maiga) ® Derechos reservados.
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