Darse Cuenta...
Esta mañana, conducía en coche sola de regreso a casa, era día festivo y hacía una mañana preciosa.
Una energía de positividad y esparcimiento parecía impregnar todo el ambiente.
De pronto, en una rotonda, detenida por el semáforo en rojo, me ha dado por mirar a través del espejo retrovisor, y la siguiente escena de la que yo he sido mera testigo imparcial ha tenido lugar:
Detrás mío, había situado otro coche con una pareja en su interior. El chico conducía el vehículo y parecía ilusionado por el día festivo, y los planes de esparcimiento que habían realizado para la jornada.
El chico miraba a la chica mientras le hablaba y le sonreía dulcemente. Ella en cambio miraba en otra dirección, como absorta en sus propios intereses, pasando de él.
Él, la ha mirado 3 veces con cariño y dulzura... Para buscar encontrarse con los ojos de ella, pero ella no se ha dignado a mirarle siquiera. (Y no es que estuviese enfadada, era más una actitud de egoísmo y pasotismo). El chico al final, ha mirado hacia la carretera y ha apagado su sonrisa.
Si hubiera podido salir del coche en ese instante, le hubiera dicho:
"Chico, no pierdas más tiempo con esa mujer, ella no te ama, y su cuerpo lo ha expresado muy bien. Tu dulzura y cariño se marchitan a su lado".
De pronto se ha puesto el semáforo en verde, ellos han seguido su camino y yo he girado hacia el mío.
Y entonces he pensado: Hay tantas señales cada día, que nos muestran cuanto de verdadero hay en algo. En este caso, las señales hablaban de si somos amados o no, tal y como merecemos...
* * *
(Maiga)
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